La soja ha registrado una caída significativa, situándose por debajo de los USD 400 por primera vez en cuatro años, marcando un hito preocupante para los mercados globales de granos. Tanto en Rosario como en Chicago, los precios sufrieron pérdidas notables, con la posición de septiembre cerrando en USD 379,84 por tonelada. Esta situación ha desatado preocupaciones tanto para los productores argentinos como para las autoridades gubernamentales, quienes habían apostado por una recuperación tras la sequía del año anterior.
A pesar de una cosecha que cumplió con las expectativas de volumen, los precios internacionales han disminuido considerablemente desde noviembre, limitando el impacto positivo esperado en la economía. Las exportaciones de granos en el primer semestre de este año generaron USD 11.000 millones en ingresos de divisas, cifra similar a la gestión anterior, planteando interrogantes sobre la eficiencia de las políticas de comercialización.
Con el 37% de los principales cultivos ya vendidos, un porcentaje ligeramente inferior al año pasado, los productores enfrentan un desafío significativo con más de la mitad de la cosecha de soja aún por comercializar. Esto representa un remanente de aproximadamente 27 millones de toneladas, valuadas en USD 11.188 millones a precios actuales.
El mercado de granos permanece volátil, influenciado por condiciones climáticas favorables en Estados Unidos y Rusia, los mayores productores globales. Las mejoras en las perspectivas de cosecha de maíz y soja en estos países han exacerbado la presión bajista sobre los precios. Además, la demanda de soja ha mostrado signos de debilitamiento, reflejado en cifras menores de trituración y exportación en Estados Unidos.
En este contexto desafiante, los mercados continúan atentos a los informes del USDA y a las condiciones climáticas, factores clave que seguirán determinando la dirección de los precios en el corto plazo. La situación subraya la vulnerabilidad de los mercados agrícolas frente a factores externos y la importancia de estrategias resilientes para productores y economías dependientes de las exportaciones de granos.
