Los taxis sin conductor son ya una realidad en China, donde es posible montar en ellos para recorrer urbanizaciones en las afueras de ciudades como Pekín, que espera un boom de vehículos autónomos en los próximos años. Empresas como la tecnológica Baidu -creadora del buscador más popular en China ante el censurado Google- recibieron permiso el pasado otoño para que sus “robotaxis” puedan empezar a cobrar por el servicio, algo que también se está haciendo ya en Estados Unidos, que se prevé como el principal competidor del gigante asiático como pioneros de esta tecnología.
En una demostración en la que participó la agencia EFE no hubo que tocar el pie del acelerador, ni mover el volante, ni poner los intermitentes: es el propio coche el que cambia de velocidad o frena gracias al 'big data' que decide desde cómo afrontar la conducción a interactuar con los pasajeros.