A los permanentes robos de cables de prestadoras de servicios públicos, rotura de mobiliario urbano, incendios de contenedores de residuos y la depredación constante de bienes públicos y privados ahora también se suman las roturas de cámaras de seguridad con fines que seguramente tendrán que esclarecer las autoridades correspondientes.
La falta de respeto total por la propiedad y la vida permanece en claro ascenso.