Lula asumirá el 1 de enero en medio de enormes desafíos, con un país partido en dos, el Congreso federal y numerosos estados controlados por partidos o líderes opositores aliados de Bolsonaro y un problemático presente para la economía de la mayor potencia de América Latina.
En un reflejo de las tensiones con las que deberá lidiar, mientras Lula ya se mostraba este lunes como virtual presidente al recibir a Alberto Fernández y felicitaciones del estadounidense Joe Biden y otros líderes del planeta, Bolsonaro, de 67 años, permanecía recluido en el Palacio Presidencial de Brasilia sin haber hecho ninguna declaración más de 18 horas después de difundidos los resultados.
Además, camioneros y otros manifestantes bloqueaban varias rutas y autopistas en varios estados de Brasil en una aparente protesta por la derrota de Bolsonaro, informó la Policía.
Los mercados de Brasil reaccionaron con cierta volatilidad al triunfo de Lula, en gran medida por el silencio de Bolsonaro y las tensiones que afloraban pero también por la falta de definiciones del presidente electo sobre a quién encargará la conducción económica a partir del 1 de enero.
En contraste con la actitud de Bolsonaro, sin embargo, dirigentes de derecha alineados con el presidente, entre ellos el gobernador electo del poderoso estado de San Pablo, reconocieron la victoria de Lula y se ofrecieron a colaborar
y a trabajar juntos tras su asunción, el 1 de enero de 2023.
Fuente: Télam