Un devastador terremoto de magnitud 7.2, según la Agencia Meteorológica Central de Taiwán, o de 7.4, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, sacudió la costa sureste de Taiwán en la mañana de este miércoles. El epicentro se localizó en el mar, a 25 kilómetros al sureste del condado de Hualien. Los impactos han sido desgarradores: al menos nueve personas han perdido la vida, mientras que 821 han resultado heridas y 127 permanecen atrapadas bajo los escombros.
La tragedia se vio exacerbada por el colapso de 28 edificios en la región más afectada, donde dos bloques de viviendas sufrieron daños catastróficos. La comunidad local quedó sumida en el caos, con la cifra de réplicas del terremoto superando el centenar, incluyendo nueve de magnitud entre 5 y 6.
La infraestructura también sufrió graves daños, con casi 372.000 hogares quedando sin electricidad tras el temblor. A pesar de los esfuerzos de restauración, la situación sigue siendo precaria. La presidenta Tsai Ing-wen instó a la calma y la precaución, advirtiendo sobre posibles réplicas futuras que podrían alcanzar magnitudes de hasta 7 grados.
Este desastre es el peor que ha enfrentado Taiwán desde el devastador terremoto de 1999, que cobró la vida de miles de personas. Dada su ubicación en la convergencia de las placas filipina y eurasiática, Taiwán está constantemente expuesta a la amenaza de terremotos, recordándonos la vulnerabilidad de nuestras comunidades frente a la furia de la naturaleza.