Este año, las narrativas queer son más protagonistas que nunca entre las grandes plataformas de streaming y ni siquiera Disney quiso quedarse afuera de este subidón arcoíris. Mientras que el beso lésbico de dos segundos de duración de "Lightyear" hizo que los grupos evangélicos se rasguen las vestiduras en todo el mundo y se organicen para prohibir este filme, las historias con personajes LGBTIQ ranquearon bien arriba en sitios como Netflix y HBO.
La fantasía juvenil "Euphoria", por ejemplo, es una de las series más aplaudidas del año y está atravesada por una historia de amor entre dos chicas que viven su sexualidad de forma fluída y sin dar demasiadas explicaciones. Por otro lado "Stranger Things", uno de los títulos más esperados del 2022, cuenta en su elenco con dos personajes que se corren claramente de la heteronorma: el desdichado Will, que atormentado llora por sus sentimientos románticos no correspondidos hacia su mejor amigo, y Robyn, una incipiente torta de pueblo que funciona como el alivio cómico de la historia.
Sin embargo, cualquiera que haya dado unas vueltas recientemente por el mundo lésbico de Twitter habrá notado que varias usuarias y usuarios están con el cuchillo entre los dientes y con un odio generalizado por la cancelación de dos shows con una base de fans importante: "Gentleman Jack" y "First Kill", que tienen los días contados. Mientras la serie histórica coproducida entre BBC y HBO se despide tras dos temporadas, la ficción adolescente de amor entre una vampira y una cazadora de monstruos cerró telón tras haber estrenado tan solo una entrega.
Este fenómeno supone un movimiento contradictorio: ¿por qué estas plataformas deciden dar de baja novelas lésbicas cuando más éxito tienen las narraciones LGBTIQ? ¿Por qué eligen mantener y darles más visibilidad a otras series, también queer, protagonizadas por varones? ¿Será que representar lesbianas no es tan atractivo ni redituable? ¿Qué dicen las redes?
"Gentlmeman Jack" es un drama histórico basado en hechos reales situado en Yorkshire, en 1830, y sigue la historia de Anne Lister, una terrateniente que navega entre los desafíos de gestionar su estancia mientras vive romances con distintas mujeres.
Esta serie está escrita a partir de los diarios cifrados que dejó Anne (interpretada por uranne Jones), que muchos describen como “la primera lesbiana moderna”. La serie fue aclamada por la crítica y enseguida cultivó millones de fans ávidos de seguir las aventuras de esta ¿caballera? de capa y galera que conquistaba con sus encantos varoniles e irreverentes a las señoras del condado, mientras incomodaba con su presencia genérica ambigua a sus vecinos. Fue estrenada en abril del 2019 y se dio de baja en junio de este año.
A pesar de la buena recepción que tuvo, se especula que su cancelación se debe a la distancia entre la primera y la segunda temporada (con una pandemia de por medio), lo que hizo que la atención hacia este show bajara. En Twitter, sus fans se pusieron al pie del cañón inmediatamente ante esta noticia y empezaron petitorios masivos para que alguna productora levante el guante de la serie usando hashtags como #SaveGentlemanJack o #RenewGentlemanJack. Incluso, varias televidentes se dieron cita en la histórica casa de Anne Lister para hacer un video coreografiado con este mensaje.
"First Kill", de Netflix, tiene un registro completamente distinto a Gentleman Jack. Se trata de una tira adolescente a lo “Romeo y Julieta”, donde dos chicas (una blanca y una afroamericana) se enamoran pero “nunca van a poder estar juntas” porque, ¡oh casualidad!, una de ellas es descendiente de una casta de vampiros y la otra de un linaje de…cazadores de vampiros.
Que esté plagada de clichés, haya tenido una muy floja recepción entre la crítica especializada y efectos especiales de bajísima calidad no impidieron que este drama teen llegue al Top 10 de Netflix en distintos países. De hecho, en sus primeros tres días al aire, tuvo una visualización de 30,34 millones horas. Nada mal, sobre todo si se tiene en cuenta que se estrenó entre la primera y la segunda entrega de Stranger Things.
“First Kill” cultivó una base sólida de fans que festejaron que Netflix hubiera apostado por una historia de amor lésbica interracial. De hecho, cuando fue cancelada, enseguida #FirstKill se hizo trending topic en distintos países como Brasil, por ejemplo.
“Han pasado exactamente dos semanas desde que escuchamos la noticia el 2 de agosto. 'First Kill' fue cancelado por Netflix. Lloramos por un día reunidas en Twitter para escucharnos y consolarnos. Nunca vi a un fandom internacional acercarse tanto”, escribió una usuaria.
Lo que más llamó la atención en los debates en torno a esta decisión fue que la plataforma de streaming le dio luz verde para renovar temporada a HeartStopper, una serie adolescente protagonizada por dos varones gays (blancos) que tuvo casi el mismo éxito entre ente la audiencia que la trama de la vampira. Un gesto que muchas y muchos calificaron como de “lesbofobia”.
Las representaciones importan. Pero no todas son iguales ni dan lo mismo. Hoy en día, las grandes productoras mainstream no pueden estar al margen de los reclamos de visibilidad por parte del activismo LGBTIQ+ y de otros colectivos de la diversidad racial y corporal, por ejemplo. Al menos, si no quieren ser el blanco de críticas en las redes sociales. Y, sobre todo, si buscan posicionar sus productos entre las generaciones más jóvenes.
Lejos quedaron las producciones corales donde, en medio de elencos gigantes, no hay ni un solo personaje que no sea heterosexual o racializado. Mientras la realizadora de "Friends" salió públicamente a pedir disculpas por la poca representación que tuvieron los personajes afro en su serie, en la nueva entrega de "Sex and The City" no faltó un personaje racializado y queer, casi caricaturesco, que funcionó como un contrapunto “disidente” entre tanta narrativa blanca y heterosexual.
Es un hecho que las plataformas de streaming y productores ejecutivos están más pendientes que nunca de este “clima de época” y alineados con esta nueva consigna que muchos, por otro lado, consideran que es un tipo de “pink-washing” o “tokenismo” (cuando se introduce de forma utilitaria a un personaje “diverso” solamente para darle a la serie una lavada de cara “progre”).
Sin embargo, estas dos cancelaciones, que se suman a una larga lista de shows con contenido lésbico que fueron dados de baja recientemente, agitaron el avispero en el mundo 2.0.
En las redes sociales el debate estaba servido: mientras la mayoría de usuarias y usuarias mostraron su enojo y decepción, también plantearon la importancia de ver en la pantalla historias de lesbianas que salgan del ostracismo y se corran de los estereotipos bidimensionales asignados a esta identidad, que usualmente se representan desde la desdicha, el enojo, la frustración y el sufrimiento, un tropo repetido hasta el hartazgo en la cultura pop.
Por otro lado, también dejaron en claro lo evidente: el patriarcado y la lesbofobia no deja de estar presentes en las tomas de decisión de estos gigantes del streaming y, a la hora de darle prioridad a una historia queer, seguramente inclinen la balanza por una que esté protagonizada por varones.
Tal vez, aún hoy, hablar de “lesbianismo” sigue generando resistencias. Todavía falta para que las historias lésbicas sigan haciéndose un lugar, a los codazos, entre los títulos de estos sitios.