Tan sólo cuatro años después de haber llegado a la fama, la vedette oriunda de Buenos Aires, ingreso por tercera vez a un sanatorio en Caballito con fiebre, alergia y fuertes dolores en el pecho.
Había sufrido una afección pulmonar. Sin embargo, fuentes extraoficiales indicaron que un análisis de HIV le había dado positivo. Lo cierto es que desde aquel momento su vida se alternó entre actuaciones y visitas a los médicos.
Según ella, había consumido agua contaminada, lo que le provocó una intoxicación que le afectaba los glóbulos rojos y le consumía las energías. Por primera vez se atrevía a hablar sobre las versiones de su enfermedad, pero fue terminante: "No inventen más, no tengo Sida"
A comienzos de 1999, mientras realizaba un unipersonal junto a dos strippers por la Costa Atlántica, la vedette sufrió una inflamación lumbar provocada por un mal movimiento. A partir de ese momento debió infiltrarse para poder seguir actuando, pero en medio de la gira no soportó más el dolor y decidió internarse en una clínica en Mar de Ajó. Por tal motivo, canceló todas sus presentaciones, y luego regresó a Buenos Aires para someterse a estudios clínicos. Chequeos que luego se convirtieron en internaciones como aquel 20 de mayo de 1999. Habitación privada la cual sólo podía visitar su madre. Finalmente su fallecimiento se debió a cáncer linfático.
Sin calificación de géneros, la chica trans que iba a la facultad y que a los 16 años de ir a un secundario exclusivamente de varones se atrevió a decirle a su papá que quería dejar de ser Gerardo para convertirse en Cris, quien le dió un gran abrazo entonces y fue a verla triunfar en el teatro, prefería que la llamaran artista, y logro derribar los prejucios públicos y lograr ser aceptada por la sociedad.