Emblemático, icónico, histriónico, quien era capaz de contar una tragedia nacional como una obra de arte picara. Enrique Pinti, algunos lo denominan como sucesor de Tato Vores. Actor y humorista; falleció este domingo 27 de marzo a las 82 años dejando recordables momentos en la memoriaa colectiva de más de una generación. Más de seis décadas de chistes y carcajadas en el escenario, su talento desplegado en cada monólogo.
Entre sus recuerdos se volvió a hacer viral un monólogo donde la acidez combinada con el humor y la crítica hicieron la fórmula perfecta para atraer a todos.
El actor estaba internado en el sanatorio Otamendi desde el 5 de marzo pasado, donde había ingresado luego de sufrir una descompensación en su casa el día anterior. Tenía diabetes y problemas circulatorios en sus piernas.
Durante su internación, requirió asistencia respiratoria mecánica, cuidados intensivos y mantuvo un cuadro crítico. Sin embargo, con el correr de los días, la situación mejoró y se mantenía la esperanza de que pudiera volver a su casa eventualmente. Finalmente, mientras estaba en la sala de unidad coronaria, este sábado por la tarde se complicó su cuadro y, horas más tarde, murió de un paro cardíaco.
Antonio Gasalla, uno de sus grandes amigos del medio, denunció hace algunos días que quiso ver a Enrique Pinti antes de su muerte y no lo dejaron: “Me sacaron corriendo, me negaron la entrada a su casa” aseguró, además de aseverar que el maltrato venía de alguien del círculo íntimo del capocómico.
Pinti en el 2020 había dado una entrevista en la que contó que vivía con un familiar: “No la estoy pasando tan mal, estoy bien, me siento bien. Y me tengo que cuidar porque tengo diabetes y soy insulino dependiente: me pincho tres veces al día. Me cuida mi primo, que vive conmigo, y una asistenta que viene de lunes a sábado y se ocupa del movimiento doméstico”. Hoy, no sólo llora el mundo del espectáculo, sino un país en general.