Boca Juniors y Patronato empataron sin goles en los 90 minutos, más allá de que el Xeneize fue superior en cuanto a empuje, sobre todo en la segunda parte. Así, Boca debió llegar a los penales para el desahogo: ganó 4-2 en la pulseada desde los 12 pasos y alcanzó las semifinales de la Copa Argentina, que otorga la ansiada plaza para la Copa Libertadores 2022.
El arranque le resultó prometedor a Patronato, ya que casi hasta el cuarto de hora no solamente le jugó de igual a igual a Boca, sino que hasta se arrimó con algunas posibilidades concretas al arco defendido por Agustín Rossi.
Pero conforme pasó ese tiempo de los entrerrianos en el partido, Boca empezó a tomar el contralor del encuentro por el propio peso jerárquico de sus individualidades, y por ende las acciones de riesgo se mudaron hacia el arco de Matías Ibáñez.
La usina generadora del fútbol del equipo dirigido por Sebastián Battaglia, que apostó a un equipo de "experimentados" para este compromiso, era por entonces Agustín Almendra, curiosamente el más joven de todos (21 años), ante la intermitencia del colombiano Edwin Cardona, este miércoles devuelto a la titularidad.
El de San Francisco Solano trataba de alimentar permanentemente a la nueva dupla ofensiva "xeneize" integrada por Norberto Briasco y Nicolás Orsini, que ante un Patronato parado más arriba de lo imaginado, encontraban espacios para preocupar a la última línea paranaense y provocar sucesivas tarjetas amarillas para sus componentes.
Por ello fue que el final del primer tiempo dejó la sensación de que Boca podría acercarse a la victoria, quizá más por decantación que por juego, ya que la falta de ideas, salvo Almendra, conspiraba contra esa posibilidad.
Pero apenas iniciado el complemento se lesionó Juan Ramírez y entonces el mediocampo boquense se quedó sin la única fuente de dinamismo que tenía, máxime cuando su reemplazante fue un jugador tanto lento de movimientos como Cardona, que fue Diego González.
A partir de entonces fue que el desarrollo del encuentro se emparejó y hasta promediar la segunda etapa ese equilibrio hasta le permitió en una acción ciertamente aislada y propiciada por el arquero Agustín Rossi con un error de cálculo, que el amonestado Gabriel Gudiño, de flojo desempeño, dilapidara una muy buena opción para abrir el marcador.
La función de Gudiño fue la de controlar al hoy nuevamente titular Frank Fabra y se terminó desgastando en esa tarea, dejando de lado lo que mejor sabe hacer, que es profundizar por el costado derecho del ataque de su equipo.
Después, entonces, llegaron los penales, donde las cuotas de justicia o injusticia se van pagando tiro a tiro, aunque a veces el saldo termina favoreciendo las aspiraciones del banco y en otras la del deudor.
Boca anotó sus cuatro remates con Rojo, Izquierdoz, Molinas y Pavón; mientras que Rossi contuvo uno y otro disparo se estrelló en el travesaño.
Y así, mientras miraba detrás de un termo y un mate, Juan Román Riquelme confirmó que es linealmente un tipo de suerte, ya que las tres veces que acompañó al equipo fuera de la Bombonera como vicepresidente y titular del Consejo de Fútbol boquense, el "xeneize" no perdió. Además de esta jornada, igualó 0-0 frente a Banfield y River en la instancia anterior de octavos de final de la Copa Argentina, cuando también se impuso por penales.