Lionel Messi quedará en libertad de acción a partir del jueves 1 de julio y estará en condiciones de negociar un nuevo contrato con cualquier club en esa condición, incluyendo al propio Barcelona, donde a 24 horas de llegar a ese inédito punto límite, siguen confiando en la renovación pese a las dificultades económicas que atraviesa la institución.
La llegada a la presidencia de Joan Laporta, de buena relación con Messi desde los "años dorados" del club en la primera década del siglo XXI, para reemplazar a Josep María Bartomeu, de mala vinculación con el rosarino, renovó las esperanzas de la entidad catalana en lograr la renovación contractual del máximo ídolo de la parcialidad "culé", después de aquel ya histórico burofax.
Esa carta documento había sido enviada por Messi hace exactamente un año atrás, y desde entonces hasta hoy en día inclusive, se especuló con su alejamiento del club de toda su vida rumbo a dos destinos excluyentemente posibles: Manchester City de su técnico más querido, Josep Guardiola, o París Saint Germain, de sus amigos Neymar y Ángel Di María, y su compañero en la selección argentina, Leandro Paredes.
La llegada de Joan Laporta para reemplazar a Josep María Bartomeu renovó las esperanzas de Messi y de la entidad catalana en lograr la renovación del máximo ídolo
La oposición de su familia a abandonar la vida en Barcelona en general y la "mediterránea" residencia de Castelldefelds en particular, fue la primera carta a favor del club "blaugrana" para retenerlo, antes de la llegada de Laporta, pero después de su retorno a la institución tras su anterior período presidencial que se extendió entre 2003 y 2010, éste redobló la apuesta y apostó fuerte para convencerlo y torcer su decisión de un año atrás.
Y para ello lo primero que hizo Laporta, que este martes cumplió 59 años, fue intentar "tocarle el corazón" al jugador con más presencias en el seleccionado argentino (148) trayéndole a uno de los mejores amigos que le dio el fútbol: Sergio Agüero.
La semana pasada algunos medios españoles, no tanto de Barcelona sino algunos con base en Madrid, mencionaron un preacuerdo para una renovación por dos años, por un monto prorrateable a 10 años, para no romper con el "fair play" financiero que exige la Liga de España.
Esto consistiría en que si renovara después de esos dos años, o si no lo hiciera y terminara jugando en Estados Unidos, un deseo que alguna vez hizo público Messi, a partir de sus compromisos publicitarios y una vinculación extendida con Barcelona ya no como futbolista sino en alguna función específica, igualmente lo acordado ahora se solventaría sin demasiados contratiempos.